CAPITANICH EN LA CASA ROSADA

Las primeras palabras de Capitanich fueron sobre economía. Pero no quiere ser Ministro de economía. No todos los dilemas pasan por la cartera económica. Dijo que no se harán anuncios grandilocuentes sino que se utilizarán, en un esquema de coherencia y consistencia, la multiplicidad de instrumentos de políticas fiscales, cambiarias y monetarias.
Capitanich, es capaz de reconocer las problemáticas pero a su vez esquivar la lógica del microclima opositor y de ciertos medios de comunicación. La lógica de Capitanich es la gestión. Cuando no es la gestión, su lógica es pensar la gestión. Frente a los periodistas, en algunos momentos del día, habla sobre gestión. 
Vine a gestionar, no para ser esclavo político de determinados sectores. Intentará sortear la coyuntura de la disconformidad, accionando sobre las estructuras. Estará en el epicentro de las acciones de todas las carteras. No le queda otra opción de ser el segundo dirigente con poder político dentro del gabinete. El estilo de gestión de Capitanich que vimos en el Chaco es estar en todas partes y a toda hora. No cambiará. No concibe de otra manera la gestión que no sea por medio de un tablero de mando con metas precisas para conocer, casi en tiempo real, la evolución de los datos. En el Chaco, no todos los funcionarios se adaptaron a sus formas. La profundización, en especial de los sensores para un mejor monitoreo, no llegó a un estado deseable. Al fin y al cabo se debe convivir con los acuerdos electorales.
El periodismo le preguntó sobre: Variación de precios, tipo de cambio y reservas del BCRA.
Eludió manifestarse a favor del desdoblamiento cambiario. Sobre las variaciones de precios dijo que se hará una evaluación detallada de las distintas cadenas de valor para asegurar una razonable rentabilidad al productor y un precio justo para el consumidor. Respecto a las Reservas del Banco Central manifestó que se trabajará sobre distintas fuentes: Proteger reservas, no utilizar dólares para la compra de artículos lujosos, acciones que contemplen la matriz insumos-productos, aumentar las exportaciones y lograr más acuerdos de financiamiento internacional para obras de infraestructura.
Si bien es cierto que para muchos argentinos, la sensación es que al gobierno nacional llegó un salvador (para Hugo Moyano le dieron el mejor camarote del Titanic); en honor a la honestidad intelectual, debemos decir, llegó a un gobierno que cosechó 10 años de (pocos o muchos) éxitos políticos. Defender el trabajo de los argentinos seguirá siendo el principal elemento de inclusión social, y a la vez el principal motor del mercado interno. Llegó en el momento justo para incorporar el valor agregado de su estilo de gestión que tiene la característica de ser abierto, dinámico y muy transversal.
La economía kirchnerista es la defensa del trabajo de los argentinos. Como también lo intentó Yrigoyen en el inicio de su gestión. Ni que hablar del gobierno de Perón. Es cierto, dentro de esa idea madre pudieron existir acciones desacertadas. Ningún ser humano está exento de los errores, y mucho menos una gestión gubernamental. Todas las economías (me gustan las verdades de Perogrullo) tienen ciclos de expansión, estancamiento y de contracción. Ninguna economía se salva. Y menos un sistema económico como el argentino que, históricamente, estuvo atado al devenir de las economías de otras partes del mundo.
Este tipo de economía recibe siempre la queja de los sectores exportadores,  importadores y de actores de la economía de especulación. Los productores y los consumidores, muchas veces de buena fe, son los replicadores de los mensajes. El gobierno nacional -hoy con Capitanich- intentará que los productores (de todo el país) tengan una razonable rentabilidad y que los consumidores paguen precios justos. La tarea no es tan fácil.
Los productores, en los momentos de buenos precios internacionales, no admiten las de retenciones a las exportaciones. Le pasó al gobierno radical de Yrigoyen cuando las creó por medio de la ley 10.349. También le pasó a Yrigoyen cuando intentó defender la carne en la mesa de los argentinos, por medio de un sistema normativo (precios mínimos para el productor, precios máximos para el consumidor, y creación de un frigorífico estatal para intervenir en el mercado) que nunca pudo aplicarse por las presiones del pool de frigoríficos. Las intenciones de Yrigoyen por incluir en el mapa productivo a los productores del litoral, para los productores pampeanos que se sentían “los verdaderos productores” eran artilugios de un gobierno populista que solo buscaba  el voto de las masas del litoral.
Cuando llegó Alvear en 1.922 para reemplazar a Hipólito Yrigoyen, lo hizo en el marco de un clima de época. Se decía que se cambiaba un gobierno populista de sesgo demagógico por un gobierno de administración racional y con orientación económica.
En fin, el arte de Capitanich estará en articular los múltiples intereses dentro de los preceptos de una planificación económica pensada para defender el trabajo de los argentinos. Como dijimos, en post posterior a las PASO: “Los que exportan a Brasil no quieren perder mercado; los importadores,algunos ahorristas y los argentinos que viajan al exterior quieren dólares; laspequeñas y medianas empresas quieren menos presión fiscal; y los consumidoresquieren un freno en los precios. Tendrá que salir a cazar algunos dólares en el mercado de capitales para promover inversiones industriales en distintas regiones del país, mantener el empleo y seguir fortaleciendo el mercado interno. El kirchnerismo, tiene un escenario económico fantástico para demostrar, una vez más, la alta creatividad para afrontar los desafíos.  ¿Podrá?”

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Un acercamiento a la política y economía. En Radio Universidad 91.1. Entrevistas, editoriales. CONDUCE:Cr César López

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